MOTIVOS DE CONVERSACIÓN
Nunca quise creer que las
palabras se las lleva el viento, sí que el viento las traslada de sitio para
que otros las escuchen, para que con ellas sientan una sorpresiva compañía, un
timbre nuevo.
El viento está cuajado de palabras
orantes que le permiten cambiarse, la mayoría de las veces, de huracán en
brisa, transformar los peligros del mundo en calma para el espíritu. Por eso es
indispensable la continua oración, el amor que de ella nace. Santa Teresa les
decía a sus monjas que para orar no hace falta pensar mucho, sino amar mucho.
Sólo amando a la manera de Dios se tienen motivos de conversación para estar
cerca del hombre y el hombre para responderle a Dios. De ahí que el
Padrenuestro contenga, como escribía la santa, toda la teología y en esa
plegaria quepa la urgencia de todos los corazones.
Cuando oréis de es manera, decid
primeramente PADRE, que ya se encargará Él de prestar oídos a la palabra y
responder a la emoción con que ha sido pronunciada. Y hemos de saber que el ESTÁ
EN LOS CIELOS es una manera de decir, porque los cielos para un padre son los
amores de los hijos y, para los hijos, la presencia regalada del padre.
SANTIFICADO es todo lo que sale de sus labios, y de los nuestros, después de
haberlos lavado clon el beso. Y, sabiendo como sabemos, qué clase de Padre es
Dios, cualquier voluntad suya será la mejor, aunque esa bondad no nos resulte
tan clara, todavía..
Dios es puntual al PAN. Al que
nace del Hijo y se ha convertido en Eucaristía, en rueda blanca para alcanzar
sin tanto esfuerzo el fin de los caminos. Puntual a ese otro PAN que ha de ser
alimento, justicia y dignidad, con el que todos sus hijos han de ser
alimentados. PERDÓNANOS porque no estamos a tus niveles de pan ni de entrega ni
de generosidad. Y ablanda nuestros corazones para que sepamos perdonar a tu
manera. Y ayúdanos a apartarnos de los sitios donde más colorido tienen las
tentaciones, donde los deseos nos engañan como si fueran acomodos de la
libertad o manuales de buenas costumbres…
Digamos despacito, una y otra
vez, con las propias palabras, con los propios amores, la oración del
PADRENUESTRO: la experiencia nos garantiza el mejor amigo para cualquier viaje.