26 junio, 2011

DOMINGO del CORPUS. Dt. 8,2ss ; Juan 6,51-58

Iglesia del Stmo. Redentor. Buenos Aires

EL PAN Y LA PALABRA

Ni el Pan solo ni sola la Palabra. La vida del cristiano debe ser la consecuencia de lo comido y lo escuchado desde Jesucristo.

San Juan de la Cruz luce en su poema de la Fuente el contenido misterioso que el Señor quiso dejarnos en su Última Cena. De la Fuente de Dios beben los cielos y la tierra y que de ella viene toda la luz, por más que sea de noche, escribe el santo. Y esta Fuente inagotable está escondida en el Pan de la Eucaristía, por darnos vida. Y todas las aguas que se desean para alivio y purificación, fray Juan las ve en este Pan de Vida que permanece en soledad y acompañado en el Sagrario, por más que las circunstancias se empeñen en que sea todavía más noche.

Sin este Pan, y la Palabra de Dios que lo sustenta, moriríamos sin sentido y desolados en las muchas complejidades de nuestra propia historia que nos marca hoy el libro del Deuteronomio. ¿Qué sería de los padres que pierden un hijo, sin Dios? ¿Qué sería, sin la fe en Jesucristo, de los otros muchos indignados por apremios que pueden haberlos llevado a quedarse sin casa, sin dinero, sin esperanzas?... Puede que su Pan y su Palabra no lo remedien, pero con cuánta fidelidad nos acompañan.


11 junio, 2011

DOMINGO DE PENTECOSTÉS. Hechos 2,1-11 ; Juan 20, 19-23

ENTRE EL MIEDO Y LA ALEGRÍA

Un verso extraordinario de Octavio Paz podría acercarse al reflejo que hoy deja en la Iglesia la Fiesta de Pentecostés: LUZ QUE ACABA EN SABOR, LUZ QUE SE TOCA... Porque verdaderamente las lenguas en fuego del Espíritu dejan en lo más profundo un sabor añadido, una quemadura suave que purifica el daño de los continuos pecados y edifica otra vez el horizonte deseado. Además, puede tocarse porque también es fruto que llevamos a la vida, almendra abierta.

Pero es inevitable que me dé miedo el miedo de los apóstoles pensando en nuestras cobardías. Tras la llave echada en la cerradura de las puertas trataban ellos de salvaguardar el infinito relámpago de la Palabra que el Maestro les legó como un tesoro, el Astro de su figura aparecida cuando cerraban los ojos y la sortija de una Alianza que no podía permanecer en la Iglesia sino a fuego de fragua. Así no podían seguir mucho tiempo. Por eso el Viento les llega y les empuja, les remueve la fatiga de la sangre y les envía a la intemperie de su Luz para que el mundo la saboree, para que el mundo pueda tocarla. Todo ese sinvivir de pronto, estrangula el miedo y salen a la calle con una alegría que ya nadie jamás podrá quitarles.

...Echamos hoy de menos esa alegría apasionada que surge de corazones convencidos y enamorados. Demasiada pesadumbre y lágrimas rodean a nuestro tiempo donde la risa era la niña de la casa que iba con la familia a todas partes. Risa venida del manantial de la fe, de unos dones interiores que equilibraban la balanza de pagos de nuestras finanzas espirituales. Risa de lo bien hecho y del amor compartido... Ahora se resisten los junios a dorar las espigas. Muchas puertas se han cerrado al Cristo que fue paz y faro de aquellas juventudes. Diera la impresión, también entre nosotros, que la risa es comprada... Sin embargo, no tengamos miedo: el Espíritu del Señor hará hoy que su Viento se lleve los despojos y el fuego nos permita nuevamente hablar en el lenguaje de la esperanza.


04 junio, 2011

DOMINGO de la ASCENSIÓN DEL SEÑOR. Hechos 1, 1-11 ; Mateo 28, 16-20

SUBIR, DE VEZ EN CUANDO

En su dolor, la soledad no conoce su destino. Por más que el Maestro les haya advertido, sostenido y dejados a la luz abiertos, los apóstoles no quieren quedarse sin el Árbol que tanta sombra y frutos les ha dado. Terrible es para el corazón la ausencia de lo indispensable. Y Jesucristo, el Señor, ya nunca más va a ser visto con estos ojos de entender las cosas, con estos ojos que no necesitan perforar el misterio.


Ha llegado la hora y es irremediable que su Señor regrese a la pura divinidad. Se adentra en el algodón de las nubes y, hasta que vuelva, Jesús es una ausencia para los incrédulos y una presencia para los creyentes. Se ha dividido para siempre la humanidad entre los que no están dispuestos a aceptar aquello que no pueda ser demostrado y los que preferimos balancearnos en la fidelidad de una Palabra donde siempre se oyen los silencios del mar o las carcajadas del agua. Ah, qué locura dichosa entender que del Sol cuelgan las lámparas que cada día precisa para su cumplimiento, contrariamente a la perplejidad de los que sólo cuentan con un metro de medir lo visible.

...Yo estaré con vosotros hasta el fin de los tiempos. Y está en el alfiler de la cinta que sujeta la noche, en el joven que se asoma a la luz y se deslumbra, en el paralítico que gira y gira la esperanza en su silla de ruedas. Vive en las familias desnudas de criterios o de recursos que desean asentar el amor en sus hijos. En los ojos de los ciegos vive y en el fuego y en la inexplicable piedrecilla del camino. Vive dentro. Por eso, tienen su razón los ángeles cuando nos corrigen: ¿Qué hacéis ahí, pasmados, mirando al cielo?