26 febrero, 2011

DOMINGO VIII del TIEMPO ORDINARIO. I Corintios 4, 1-5 ; Mateo 6,24-34

IPalacio del marqués de Viana. Córdoba

MIRAD LOS PÁJAROS...

En una sociedad agobiada como la nuestra, donde los mediados de mes se clavan en el hambre y los besos en la familia se congelan por el olvido, donde las esperanzas cuelgan de la rama más débil,,, el Señor nos recuerda que, desde nuestra responsabilidad fraterna, está pendiente de nosotros. Él acompasa las alas de los pájaros y deja los campos vestidos de hermosura. Él habla y el aire se llena de suavidades. Él mira y el palpitar del tiempo se acristala en sus ojos como hechizo de novio que desaloja la tristeza.


En un autosacramental casi desconocido de Ricardo Molina, el padre del hijo pródigo exclama indetenible al verlo: La primavera asoma sobre el mundo / cantaron ya las tórtolas; su vuelo / levantan las palomas y un profundo / sentimiento de paz baja del cielo... / Cantaron ya las tórtolas canciones / de amor sobre los surcos humeantes / y el sol despierta en nuestros corazones, / voces dormidas, cánticos triunfantes. / Secáronse los húmedos trigales; / las hojas nuevas en las ramas lucen, / retozan los alegres animales / que los pastores hábiles conducen.


En alguna ocasión he escrito que vivir es aguardar, pero también es darse prisa en el amor y en la ayuda para que al otro no se le congele la paciencia esperando. El Reino de Dios y su justicia debe ser la preocupación constante para que el hermano no carezca de lo indispensable en su dignidad y pueda llegar a todos la esperanza que Jesús nos trae en su doctrina derramada en la Iglesia. Que San Pablo nos ayude a ser administradores fieles del conocimiento y de las cosas.

19 febrero, 2011

DOMINGO VII del TIEMPO ORDINARIO I Corintios 3,16-23 ; Mateo 5,38-48

COMPAÑEROS DE AMOR Y DE DESTINO

Leí con tristeza en el Libro del desasosiego, de Pessoa, que debiéramos tener los unos para con los otros, no la preocupación de hacer el bien, sino una amabilidad de viaje. Propone el portugués la educada cortesía que se debe a los extraños y no, como pide nuestra fe, la exigencia personal de ser santos porque el otro tiene derecho al regalo que fluye de esa conquista.

Sed santos como Dios es santo, fundamenta el libro del Eclesiástico, es decir, a la desprendida manera de esa santidad, que lucha por conquistarse a sí misma en provecho del otro que me ve y que recibe, viéndome y tratándome, la luz y los frutos de mi esfuerzo. Y la principal razón por la que merece la pena semejante lucha es porque en el hermano tiene su templo el Espíritu Santo, deseoso de recibir, como recuerda Francisco de Osuna, un amor entrañal.

El destino de la santidad conseguida es ver el mundo y las relaciones humanas con otra visión distinta al "ojo por ojo y diente por diente". Ni es utopía ni exageración lo que el Señor Jesús propone en el evangelio de San Mateo de poner la otra mejilla y perdonar hasta el infinito ya que es llamativa cualidad de Dios regalarnos la gracia del olvido. Del olvido de nuestros pecados y, por la misma gratitud, de los ajenos.

Más que amabilidad de viaje nos debemos amor y satisfacción por las vidas ayudadas y cumplidas.

12 febrero, 2011

DOMINGO VI del TIEMPO ORDINARIO. Eclo. 15, 16-21 ; I Corintios 2, 6-10 ; Mateo 5, 17-37



EL PLATO VACÍO

En este significado domingo de Manos Unidas todo nuestro pensamiento cristiano gira en torno al lema Su Mañana Es Hoy, como un sol que esperara encenderse sobre el plato vacío.
Tres consideraciones sobre las oportunas lecturas que nos presenta la liturgia.
LOS OJOS DE DIOS vigilan desde el libro del Eclesiástico las acciones de los hombres. Y su vigilancia, más que represora, ofrece luminarias para que descubramos cuál es el mejor destino que podemos darle a nuestra abundancia: que los pobres tengan mañana, que los pies descalzos se cubran con sandalias, que sobrevivan los niños más allá de su infancia, que puedan algún día poner sobre sus mundos la esperanza de su corazón... Desde sus ojos de padre, Dios nos recuerda que también ellos son sus hijos.
LO QUE DIOS TIENE PREPARADO para los que le aman, excede al pensamiento del hombre, suscribe la primera carta a los Corintios. Y lo que nos tiene preparado tendrá mucho que ver con el paraíso de su amor incalculable, con un reloj sin manecillas, con un jardín donde nunca se desdoren los cerezos... Justo sería que favoreciéramos aquí en la tierra a los más necesitados y que algo nuestro y mucho de lo nuestro quedara entre los hombres.
EL PECADO DE LAS INTENCIONES refiere la finura y el cuidado con que hemos de tratarnos al abrigo de nuestra fe. La sola intención del desprecio o del no querer, del olvido junto a la indiferencia, de la mirada torva o el retorcido deseo... incumplen la elegancia de un seguimiento que está pensado para que el ser humano esté adornado permanentemente con la bienhechora intención del compartir. El hacer mal y el no hacer vienen a ser para el cristiano el mismo desdén para que el Dios que es Padre, que todo lo ve y que tiene preparado para los que le aman el tatuaje de la divinidad.

06 febrero, 2011

DOMINGO V del TIEMPO ORDINARIO. Isaías 58, 7-10 ; Mateo 5, 13-16

la mujer de Lot

LA SAL, LA LUZ...

En las palabras de Jesús, como en las catedrales, los muros sujetan las filigranas de la piedra hasta que queda luego a la vista la nervadura firme y blanda... y, en el pensamiento de los que escuchan al Maestro, queda también una delicada composición, una pregunta inquieta de mínimo asombro.

¿Por qué el Señor nos pide primero que seamos sal y más tarde que alcancemos a ser luz? ¿Quién está en disposición de darnos noticias de sus deseos?

Ir de lo invisible a lo visible parece ser la consigna del Hijo de Dios. La sal permite que los sabores de la vida no nos cansen el apetito de la verdad: los enfermos que han de comer sin sal entran en la necesaria rutina del que ha de cumplir sin ganas la tarea de alimentarse. La sal no se ve, pero está ahí, llenando de invisibles cristalillos lo sabroso de vivir. Sin la sal de la fe, pierde energía la ilusión y corremos el riesgo de aparecer mustios, sin sentido, en los muchos interrogantes de la vida. Primero Dios en el silencio, en el misterio, en la oración. Dios callado sazonando las mañanas. Y de ese sentir espontáneo y, al mismo tiempo, elaborado, brota la rama de la luz, como la chispa que salta de dos amores juntos.

Isaías lo refleja admirablemente.

Cada vez que vistamos al desnudo. En cuanto de nuestra mano salga la bondad y la ayuda. Cuando, desde los ojos fluya una mirada de paz y el prójimo descubra que no es un relámpago fugitivo, sino la llama en ellos del Espíritu. En el preciso instante en que la palabra salida de nuestros labios ofrezca, desde Dios, esperanza a los que escuchan... Entonces, y sólo entonces, una moneda de sol prenderá en el pecho del mundo. Con ella, sólo con ella, el mundo retomará otra vez su añorado camino.