31 diciembre, 2011

SANTA MARÍA MADRE DE DIOS Lucas 2, 16-21

PASTORES

Seguramente los pastores vieron también una estrella. Nadie puede hablar así de un niño sin un conocimiento profundo, misterioso, desbordante de una novedad que superaba la luna y la escarcha de aquel diciembre.

Después, todo el mundo fue preguntando a los pastores qué habían visto, qué blancura distinta dejó la luz en los pañales. Por eso, fray Juan de la Cruz no le quedó más remedio que escribir: Pastores, los que fuereis allá por las majadas al otero, si por ventura vierais a aquel que yo más quiero, decidle que adolezco, peno y muero... morir por no haberlo visto. Vivir para poder verlo. Que este año 2012, entre los cortinajes de la niebla podamos descubrir al Dios asomado al ansia de cada corazón esperanzado.

La impaciencia ha dominado la historia de los hombres. Con la impaciencia de la Virgen se adelantó el anuncio del sí quiero. Por si llegaba otro ángel con otro sueño, se impacientó José, desvelado en la noche. Se impacientaron los Magos porque esa estrella en el cielo era más luminosa de lo que esperaban...

Pero la impaciencia cristiana debe ser dichosa porque el Amor de Dios, gracias al Niño, comienza a deshacerse en la boca.

17 diciembre, 2011

DOMINGO IV de ADVIENTO. Lucas 1, 26-38


bronce Anunciación. Roma

DARLE EL CORAZÓN A LA PALABRA

Vamos por el mundo reclamando signos, imágenes, certezas que nos permitan descubrir que no estamos solos, que somos amados. Seguro que la Virgen llevaba mucho tiempo sintiendo en las entrañas un escalofrío, como el temblor de una hoja que se adelanta al viento. Y le llegó el anuncio de parte de Dios cuando estaba a punto de preguntarle a José de donde venía aquella fuerza que se iba adueñando de su vientre.

-Has hallado gracia delante de Dios...

Y a María se le quedó en su corazón dormida la Palabra. Salió de su escondite el miedo. Sintió la turbación como un pudor grande del que se sabe pequeño y terminó la conversación con el ángel arrojándose al lago de la esperanza:

-Aquí está la esclava del Señor... con la dicha del que se sabe elegido, con la firme certeza del que se sabe amado. Y la Palabra echó a rodar para que nunca acabe el diálogo de amor de los hijos con el Padre.

Mi amigo Martín Portales viene a decir que la poesía es el nido adonde acude la palabra... Al vientre purísimo de María ha acudido la Palabra de Dios para que el mundo siga creando y creyendo salvación.

10 diciembre, 2011

DOMINGO III de ADVIENTO Isaías 61,1ss ; Tesalonicenses 5,16-24 ; Juan 1,6ss

árboles en esperanza

LA VIDA A EXAMEN

De vez en cuando se tiene conciencia de que la vida es una encrucijada llena de miedos y de posibilidades. El que ha sabido elegir goza del mayor don que Dios regala en este mundo porque, acertar en la diana de cada circunstancia es dejar atrás los cadáveres del sufrimiento y sujetarse a la dicha que supone el encuentro con lo más puro de la luz.

El tercer domingo de adviento, que solemos llamar de gozo, nos ofrece excelentes materiales bíblicos para construir en nosotros la casa de la alegría: Estad alegres siempre, nos recuerda San Pablo, pero ¿cómo?, ¿qué camino seguir en los numerosos caminos que se nos presenta a diario, llevando cada uno su propia hermosura y su desatino escondido?. Nos rendimos casi siempre al descubrir que, con este pulso, no acierta la mano con la herida. ¡Estad alegres!.

Demasiadas equivocaciones en demasiados años detienen en su muro la alegría. Sin embargo, nos bastaría para aprobar el más difícil de los exámenes, respondiendo acertadamente con las tres propuestas-preguntas de Isaías y con la sola exhortación de San Pablo:

-¿Sabemos el sitio donde están los hornos de la luz para llevar luz y ejemplo a quienes insisten con los ojos cerrados?

-¿Sabemos llegar a la fragua donde se rompen las cadenas que esclavizan la voluntad para que el bien no pueda emprender su viaje y su vuelo?

-¿Sabríamos enterrar el corazón rencoroso, dónde se olvida el daño y se recupera la ternura?

...En el ESPÍRITU, sólo en el fuego del Espíritu danza la alegría de su llama que alumbra, en la que Dios se desvela.

03 diciembre, 2011

DOMINGO II de ADVIENTO. Isaías 40, 1-5.9-11 ; 2Pedro 3,8-14 ; Marcos 1,1-8

El Bautista. Greco

EL CONSUELO

Sólo Dios tiene una mano grande y un inmenso brazo para que pueda llegar a todos su consuelo. ¡Consolad, consolad a mi pueblo!, dice el Señor desde Isaías... y resulta inevitable que hoy llevemos esa consolación a los ancianos, a los sin trabajo, a los desalojados, a los enfermos... porque hoy es más grande la herida y a todos nos salpica el dolor y la sangre.

No nos descorazonan en esta liturgia los profetas señalando pecados, ofreciendo amenazas. Hoy alarga Isaías su bondad para que sintamos el abrazo indispensable del Padre que nos consuela ante las pobrezas que nacen de las injusticias, ante la impotencia de superar las equivocaciones, ante la yerma desesperación de los que no encuentran horizonte.

¡Consolad, consolad a mi pueblo!... y, escuchándolo, se nos achican las piedras y las sombras, se alcanza a ver la nube después de la sequía y se nos anticipa la condición de hijos, porque el consuelo es una caricia, un precio que se paga por la desventura, una sabiduría que sale por fin de su escondite.

No existe camino torcido que no pueda enderezarse, ni corazón que toda la vida sea una piedra, ni labios que nunca hayan besado, ni nudos que no puedan desatarse... cuando Dios consuela se pone en movimiento la maquinaria de la vida y aparecen estrellas y rosas donde más arena había, donde nos había rendido la tristeza... El que viene detrás de Juan, no sólo perdona los pecados, sino que nos consuela por haberlos sufrido.

... Y María Santísima, en diciembre, nos abre los ojos de su dicha para que ni siquiera sean precisas las palabras.

26 noviembre, 2011

DOMINGO I de ADVIENTO. Marcos 13, 33-37

Calle de Pompeya

EL FIN DEL MUNDO

En tiempos de Jesús, después y ahora, seguimos con la inquietud de no saber cuándo llegará el día final en que los montes se derritan como cera y la luna caiga a nuestros pies como una taza quebrada. Seguimos sin saber el día ni la hora porque nuestros relojes no sirven para medir eternidades.

Personalmente nunca me preocupó el espanto de ese día porque entiendo que el fin del mundo llega, o va llegando, cuando te levantas una mañana y no hay quien te pueda poner los calcetines o te asomes a la calle y nadie te vea ni te pregunte cómo has pasado la noche. El fin del mundo llega cuando uno echa mano a su corazón y siente que Dios duerme o que se ha ido. El fin del mundo es haber acabado con las esperanzas.

Adviento nos enseña a romper con las temeridades recordándonos que la vida del hombre sobre la tierra es contemplación y vigilancia, trabajo y agradecimiento. Quien contempla descubre por qué despunta la flor en primavera y, si vigila su crecimiento, gozará a su hora del perfume. Quien trabaja no espera a que llegue la semilla, se adelanta a buscarla y prepara la tierra para ella. Y agradece que la luz y el agua coronen con sus manos la esperanza.

Que Jesús está por llegar nos lo anuncian los pálpitos de la fe, la urgencia de nuestro tiempo que reclama una transformación de todo. Nos lo dicen los ojos interiores que están cansados de tanta oscuridad. No hay más que poner el oído y escuchar el eco de un nacimiento necesario.

Adviento no es el final del mundo. Es el principio.

19 noviembre, 2011

DOMINGO XXXIV del TIEMPO ORDINARIO. Mateo 25, 31-46

Manos agradecidas


UN REY DISIMULADO

Cada noche aparece al borde de la cama la fatiga de no haber acertado. Del mismo modo que el viento no puede detenerse en las banderas, la conciencia también se agita pensando que la caridad es una rama quebrada en nuestra condición de cristianos.

Para vivir, Cristo se quita la corona y se viste de hambriento, de ajusticiado sin causa, de perseguido... Se viste de hombre en sus circunstancias y levanta los brazos y la voz para recordarnos que la vida es apenas una mano y un instante. Mano la del que pide; instante, el del que sabe aprovecharlo para llenarla.

Solemos buscar a Dios en la lejanía de los místicos, en la insistente oración frente al Sagrario, en la piedra del alma que se nos cae cada vez que intentamos subirla a la cima... En todos esos empeños está Dios, pero se deja ver al trasluz, muy recortadamente, y tampoco tenemos certeza de si es Él o el fantasma de nuestro deseo. Sin embargo, se reconoce con más claridad en la mano alzada del que viene con hambre, o soledad o miedo. Del que viene con lágrimas, como ayer, cuando se me acercó sin consuelo una mujer con certificado médico en el que estaba escrita la palabra cáncer.

En un puñado de espumas se nos va la tarde. Y la vida se nos va con los ojos cansados de tanto buscar a Dios entre la niebla...

Es más fácil encontrarlo en los ropajes de cada día, en la madera de los barcos que salen a faenar, en las sábanas de los moribundos... Dios deja su corona al borde de las necesidades o debajo de las almohadas, para que tenga su brillo y su oro la esperanza.

12 noviembre, 2011

DOMINGO XXXIII del TIEMPO ORDINARIO. Mateo 25, 14ss

El talento de la Madre Teresa

TALENTOS PARA CONOCERSE, DESARROLLARSE y JUSTIFICARSE

En tiempos del Señor un talento equivalía al precio de lo que pesaran treinta kilos de plata (o de oro, según qué lugares). Con un talento se podía vivir sin aspirar a mucho.

Por asociación, los talentos son las capacidades que nos ha regalado Dios para vivir. Aunque unos tengan más y otros menos nos parecemos todos, inevitablemente.

Conocer las propias cualidades y los propios asombros es tener medio camino recorrido. Si no hay espejos en el mapa de la vida no podremos saber qué sol se enredó en los cabellos de la mañana, ni qué significan los pálpitos de la mirada ni por qué los pájaros nos cantan desde los árboles sin apenas motivo. Todo en la vida nos presta su metro de medir las capacidades del alma y, con ellas sabidas, será más fácil aspirar a lo que es posible, ser oportuno en cada circunstancia y no presentarnos ante los demás con un traje que nos viene largo o con los zapatos estrechos que fueron de un menor difunto. Sin conocerse, es muy dificultoso hacer un plan que evite el despilfarro de los talentos.

El que apunta el evangelio que sólo recibió un talento, tuvo miedo, se sintió sin fuerzas para arriesgar con lo recibido. Este hombre no sabía que la plata se vuelve tierna cuando rueda en busca de destino, que se enmohece la sabiduría si no la muerde la boca de los ignorantes, que el ser humano sólo se desarrolla si brinda a la luz sus monedas de sombra. Nada de cuanto tenemos nos ha sido dado únicamente para disfrute, sino para que disfruten los demás con nosotros.

Aunque Dios no nos pida justificaciones ni recibos, la propia dignidad exige hacer cuentas con nosotros mismos. El aire lento de la tarde trae sus cuadernos escondidos bajo el brazo para que justifiquemos en ellos dónde fueron a parar el amor y la plata, a qué corazón se trasladaron los beneficios de la dedicación y la palabra, de qué rama cuelgan los deseos ofrecidos para provecho ajeno... Si a la tarde pudimos conseguir que lucieran en nuestras manos las monedas, Dios inventará una profesión desconocida: la de banqueros felices.

05 noviembre, 2011

DOMINGO XXXII del TIEMPO ORDINARIO. Sabiduría 6, 12-16 ; Mateo 25, 1-3

Retrato de mujer. Diego Rivera

LÁMPARAS

Hacía tiempo que Margarita no confiaba en la lámpara de su boca. Hablaba o refería cosas como el que acaba de llegar de una sombra. Margarita tenía los ojos adormilados del que no ha aprendido aún a soportar la luz. Un día le llegó la primavera y tuvo que cubrirse con las hojas de pasados otoños. Margarita no se daba prisa por vivir porque nadie en la vida la esperaba. Sólo era capaz de asomarse en las mañanas por si podía descubrir algunas evidencias.

A sus treinta y dos años decidió calcular el abismo más alto para asegurarse que no regresaría. La luna, a su aire, no tenía dueño aquella noche. Pero una extraña mano la detuvo, salió al paso de su pensamiento, y llenó de caricias su miedo.

-¿Cómo te llamas?, preguntó Margarita a quien la sostenía.

-Mi nombre es aire y mi destino es descubrir a los perdidos para mostrarles el camino de la Verdad. Ofrezco mi sangre dulce a los olivos para que pueda encontrarse en ellos el jugo de la luz. Otros me llaman Sabiduría. Los más amigos me llaman a tientas el Esposo. Y hoy alumbro los temblores de tu mano para indicarte dónde el Amor vigila: ¿Ves en el horizonte aquel Silencio?. Pues allí Dios se pone de rodillas para hablarte...

Y Margarita, cuando a los pocos meses una niña le preguntó qué edad tenía, respondió con voz adolescente que apenas si sabía hablar de lo pequeña que era.

29 octubre, 2011

DOMINGO XXXI del TIEMPO ORDINARIO. I Tesalonicenses 2,7b ss ; Mateo 23, 1-12

Alambradas de la fe

LA DOBLE VIDA

Desde siempre, llevar una doble vida se ha considerado como una traición a la verdad, como el que saca su máscara de cada día para no parecerse a sí mismo. A esos, se les llama hipócritas, mentirosos, gente de poco fiar. Sin embargo, esa doble o triple o múltiple manera de vivir obedece a la muchedumbre de ansias que llevamos en el corazón y que, al menor descuido, se acomodan en lo alto las que más brillan dejando inmediatamente una satisfacción. Cuesta mucho trabajo sujetar las riendas de los deseos para que sólo asomen sus ojos los valores, la placidez de una vida virtuosa, la serenidad que regala en el comportamiento el haber ganado las batallas. Cuesta mucho trabajo sortear las curvas de la vida.

Hace muchos años, en una ciudad donde estudiaba, había colas en esa iglesia para confesarse con el mismo sacerdote. Pregunté, cuando pude, los motivos y una anciana supo responderme: este padre, digas lo que digas, siempre termina su consejo con una sola palabra: COHERENCIA. Y venimos a oírla de sus labios con el deseo de que alguna vez se nos meta en la sangre y dejemos libre a la fe de nuestras alambradas...

No basta sólo con escuchar la palabra coherencia, es preciso educarse en ella desde el principio y, si no se ha podido, nunca tirar la toalla del desaliento a pesar de los años y los hábitos, nunca desfallecer porque Dios se presenta en el alma cuando quiere y enciende en cada habitación la luz que necesita.

22 octubre, 2011

DOMINGO XXX del TIEMPO ORDINARIO. Éxodo 22, 20-26 ; Mateo 22, 34-40

Ruina y niño

DE SEMILLAS Y FRUTOS


Del mismo modo que cuando se escriben las palabras quedan prisioneras en la hoja, cuando en Dios se ama, se transforman las manos en un nervio de frutos, en un torrente de generosidades.

Reunidos tres curas en cónclave de amigos, dedujimos que el buen sacerdote ha de pasar por una experiencia de tres momentos enriquecedores: una etapa formativa, otra contemplativa y otra misionera. Desde esa lluvia trinitaria sobre nosotros, se entendería mejor lo indispensable que es llevar siempre un buen libro en el corazón y en el tiempo, descubrir el arrullo de Dios incansable sobre el pecho sereno, y llevarlo todo, finalmente, a lo cotidiano con la certeza de que la vida por Él será maravillosa.

DOMUND, a mi entender, significa esa precisa sabiduría de saber trasladar la esperanza humana al que se ha quedado en la ruina, la fuera de Dios para salir de ella y la transformación que llega cuando es el amor a Dios y al prójimo la razón primera y única por lo que cobra sentido cuanto hacemos.

Si poco a poco aprendermos a ir nuestra tumba con ramos de espigas en las manos, la semilla que caiga en la tierra difícil tendrá su lluvia y su fuego antes de la cosecha que segarán los otros. Pero hay que aprender a ir, saber ir llegando, con los modales de Dios en la conversación y en las ayuda. Hay que envejecer misioneramente, conociendo con qué fin fuimos llamados.

15 octubre, 2011

DOMINGO XXIX del TIEMPO ORDINARIO. Mateo 22,15-21

C.Faroles.Córdoba

DIOS SOBRE TODO

Pocos pueden discutir que en el ser humano el pensamiento es el que gobierna sus actos. Que tendrá mejores resultados si al pensamiento lo asisten sabiduría y valores elegidos en libertad. Todo se conoce por sus frutos.

Personal, familiar, social y políticamente, el hombre no actúa de una manera u otra, según convenga a las circunstancias, sino que todo en él está impregnado de la luz motivadora para dirigir sus pasos. El que es católico, llena de su fe su quehacer diario, no es sólo católico en la iglesia los domingos, sino en el trabajo y en las diferentes funciones que desarrolla a lo largo de su vida. Por eso es impensable que pueda separarse, en lo personal, la vida de la fe. Otra cosa, y muy distinta, es que alguien crea que la Iglesia pretende imponer sus valores a una sociedad. La Verdad ni la Hermosura ni la Paz ni la Libertad ni la Vida pueden imponerse a nadie: son ellas las legítimas ansiedades del corazón humano.

Cuando le presentan a Jesús, con mala idea, la moneda para que decida después de los halagos, el Señor que conoce el nacionalismo de los fariseos y el colaboracionismo de los saduceos, eleva la respuesta para no caer en la trampa de dar la razón a unos u a otros, y señalar que la efigie del César está en las monedas que se gastan, y Dios inscrito en el provecho de todas las decisiones.

Santa Teresa de Jesús, cuya fiesta celebramos hoy todos sus hijos, cerró las prevalencias y las dudas con una sola frase: SÓLO DIOS BASTA.

08 octubre, 2011

DOMINGO XXVIII del TIEMPO ORDINARIO. Isaías 25, 6-10 ; Mateo 22, 1-14

Boda de Felipe IV y María de Luxemburgo


TRAJES DE GALA


En toda invitación deben ajustarse convenientemente dos partes: La grandeza del que invita y la adecuada respuesta del que es invitado. En esto, como en toda relación humana, son importantes las maneras que, si además salen del corazón, cobran aún mayor relevancia.

Este Rey de la parábola no ha querido señalar el protocolo de cómo deben vestir los invitados. Se sobreentiende que a tal señor tal honor, pero algunos han elegido ir vestidos, más por curiosidad provechosa, que por cortesía agradecida... Y se han encontrado con la amonestación que recibe todo aquel que actúa sin tener en cuenta a los demás: nadie va a ver al Rey en mangas de camisa. No hay más que aprender de la naturaleza que también se viste de gala despidiendo a la lluvia.

De pasada, consideremos sólo una pregunta: ¿Cuántos pasan por el confesonario antes de comulgar?.

Y, por si fuera poco, este Rey ha invitado a las bodas de su hijo en el momento en que se está gozándose de una juventud estallada en placeres y asombros. O cuando se está a punto de preparar oposiciones. O cuando se disfruta con el primer hijo o se sufre con el primer despido. Este Rey es un inoportuno...

Y el traje de gala del encuentro se queda en el reloj de la vida como una tarea pendiente, como sueño deslucido. Se queda en las estanterías del alma como los viejos libros que nunca hemos leído.


01 octubre, 2011

DOMINGO XXVII del TIEMPO ORDINARIO. ISAÍAS 5,1-7 ; MATEO 21, 33-43

MORIR DE MALA MUERTE


En viejas leyendas que los viejos cuentan se recogen argumentos para que el pueblo de entonces entendiera en qué secretas manos se guardaba el agua antes de la lluvia o de qué oscuro escondite había salido el sol, que tanta vida y mañanas nos regala.

Sucedió --explicaban convencidos-- que muchos jóvenes se echaron a las llamas, invitados por los dioses, con la promesa de que serían luz para siempre, calor y bien para los hombres. Y de su atrevimiento y de su fusión con el fuego, el viento elevó a la altura su candela después de convenir con la noche que la luz podría dormir algunas horas. El sol había nacido de ellos. Los jóvenes se habían sacrificado, pero nunca más el mundo estaría a oscuras.

Dentro de la cuidada viña de Isaías fluye una dedicación de amigo. Está seguro el profeta que con tanto amor y vigilia, las cepas darán uvas doradas, vinos dulces, respuestas embriagadas... Sin embargo, de poco sirvió tanta delicadeza porque la cosecha que debió venir se convirtió en agrazones. E Isaías se fue con su dolor a buscar otros modos de esperanza.

Jesucristo va más allá en la viña, en el cuidado y en la responsabilidad de que el dueño vendrá a recoger de los viñadores los frutos que luego serán repartidos. Aquellos jóvenes, que debían haber trabajado, no se echaron al fuego del esfuerzo, y por eso no hubo uvas ni sol que repartir; antes al contrario, mataron al Hijo que venía a disfrutar con ellos el vino deseado... ¿Qué hará el dueño de la viña, entonces, con tan dispendiosos criminales?. Los hará morir de mala muerte condenándolos a vivir de mala vida.

17 septiembre, 2011

DOMINGO XXV del TIEMPO ORDINARIO. Mateo 20, 1-6

Parrales de Miranda

EL AMOR Y LAS UVAS

Las parras garantizan la sombra en los viejos patios de las viejas casas y, con los muchos racimos apretados, el vino llena las sobremesas de la vida. Jesús ha comprado las cosechas del mundo para que en el Vino de la Eucaristía recordemos su amor infatigable.

Parados y ociosos estaban aquellos jornaleros en la plaza, sin más porvenir que la esperanza y la palabra, cuando Jesús les invita a trabajar con Él en su campo y su tarea. Con un denario están bien pagados y no se lo piensan dos veces. Más tarde llegan otros y otros más tarde, que han de trabajar las pocas horas de sol que al día le quedan. A todos les paga igual porque su Amor no entiende de pesos ni medidas. Porque su Amor no es justo. Y se enfadan los que comenzaron a arrancar las uvas del amanecer...

Pensar al modo de Dios es desborde para las hechuras humanas de la inteligencia. Creemos tener los dedos para contar, la cabeza para los cálculos y el corazón para los deseos. Todo lo más, y raramente, unos ojos distintos y una fijación de ternuras, pueden retenernos sin pedir mucho a cambio. Dios no tiene en cuenta las viñas ni sus rendimientos, mira sólo la voluntad, las manos y los cansancios de los que decidieron seguirle, a pesar de las quejas.

Hoy, con tantos parados en las plazas. Con tanto personal contando, apenas sin remedio, sus tristezas, necesitamos muchos como Jesús que favorezcan el trabajo sin que miren demasiado sus ganancias. Hoy es tiempo de generosidades.

10 septiembre, 2011

DOMINGO XXIV del TIEMPO ORDINARIO. Eclesiástico 27,33 ; 28,9 y Mateo 18, 21-35

Siena y ciprés

AJUSTE DE CUENTAS

Dice un amigo mío que Toda la luz es un tránsito. Como la vida. Como el viento. Por eso el libro del Eclesiástico advierte lo bueno que sería pensar en el fin y cesar en los enojos. Sobre todo a la tarde, como escribe San Juan de la Cruz, cuando oscurece el sol humano en los horizontes y aún tenemos el amor como asignatura pendiente.

Al ser Dios un exceso, es decir, una realidad que nos desborda, nos sigue costando mucho trabajo entender las formas que tiene de relacionarse con sus hijos, fundamentalmente en los amores y en el perdón. Sería más fácil ajustar los tipos de cielo que corresponden según las conductas. Sería más entendible la lógica, pero Dios no ajusta cuentas, regala sus abundancias. La larga libreta de las deudas hace tiempo que fue quemada en el Árbol de la Cruz; y la memoria de lo que fuimos, ha sido por su amor olvidada. Sencillamente esto es lo que nos pide hoy su voz y su liturgia: que tratemos de parecernos a Él, que nuestros perdones no sean a medias y que no acunen en la sangre de la memoria viejos desprecios.

No afrontes el perdón como un acto de justicia, sino como un regalo, como una forma de ser. Y piensa dulcemente como Jiménez Lozano, que el Juicio Final es casi seguro que se suspenda a causa del mal tiempo.


03 septiembre, 2011

DOMINGO XXIII del TIEMPO ORDINARIO. Ezequiel 33, 7-9 ; Mateo 18, 15-20

Muro de las Lamentaciones


CORRECCIÓN FRATERNA

El centinela es el que avisa, no el que ataca. Ezequiel nos brinda el conocimiento del sitio donde hemos sido puestos por Dios: una atalaya, la altura desde la que se divisa el horizonte y sus peligros... y las salidas del sol por las mañanas. Por las almenas de las atalaya nos pide trasmitir la Verdad que nos ha sido comunicada desde el servicio al Evangelio y a la Iglesia.

Para eso y para todo es indispensable el amor. Porque con nadie debemos tener otra deuda.

Los avisos y las correcciones fraternas que el Señor nos pide que hagamos en el evangelio de hoy, sólo pueden transformar las vidas propias y las ajenas si se hacen con amor. Nadie se deja corregir sino por aquel que antes le ha amado. Sólo se acepta la corrección si viene sin envidias, sin malas intenciones, sin arrogancias o superioridades. Cristo, el Hijo de Dios sin pecado, se bajó a la llanura para corregirnos desde el mismo nivel de la humanidad.

Así, como el amor iguala, el corregido debe notar en seguida que no se le está llamando la atención con superioridad, sino por otro que también necesita ser corregido, que también es pecador.

Con amor y a la misma altura, los demás subirán con nosotros a la atalaya hasta que nos llegue la Luz y nos enseñe el Viento.


27 agosto, 2011

DOMINGO XXII del TIEMPO ORDINARIO. Jeremías20, 7-9 ; Mato 16, 21-27

S.J. de la Cruz. Cádiz

LA SEDUCCIÓN Y LA CRUZ

San Pedro no quiere la cruz. Ni el enfermo su dolor. Ni nadie en general elige los esfuerzos. Tampoco el árbol desea la tempestad y que se le quiebren las ramas. Los navegantes buscan los mares serenos... Pero la Cruz es la Verdad, ocultarla es cobardía y un perjuicio que se agranda.

Cuando a las cosas se las llama por su nombre, nace en esa manifestación dos grandes virtudes: la humildad y la esperanza. La humildad que reconoce las debilidades del cuerpo o las del alma. Y la esperanza que destierra la angustia con la sabiduría sencilla de saber que se llega.

San Pedro no quería saber la verdad de Cristo. Tapaba su Cruz. También nosotros preferimos una fe emotiva a una fe crucificada. Pero si eso le ocurrió al primer Papa y nos sucede a nosotros es porque aún no nos sentimos seducidos, como Jeremías, en la cautividad de la mirada divina, que todo lo transforma en mansedumbre... Y me dejé seducir. Después de conocerle, ¿acaso somos libres ya para escoger otros caminos?, ¿habrá alguien, en alguna orilla, que nos ofrezca mejor agua?

La palabra de Dios y su mirada vienen como fuego que purifica las quemaduras de la cruz y hasta permite que podamos apetecerla. San Juan de la Cruz la tuvo siempre de apellido. Y el amor de Dios no dejó que la madera clavara en su cuerpo las astillas.

20 agosto, 2011

DOMINGO XXI del TIEMPO ORDINARIO

UNA CASCADA DE LUZ

Son las palabras del Santo Padre que, en medio de tantas sombras, nos viene a traer el resplandor de Dios. Una Sabiduría de cosas sencillas para los tiempos felices.

En el mundo se sabe y se reconoce que Benedicto XVI es una de las inteligencias más brillantes que ha dado este siglo. Sus mensajes son inequívocamente referencias de bien y el que acude a su magisterio, creyente o no, está seguro de llevarse un pensamiento digno de ser estudiado al principio, y de ser amado después.

Es creíble porque nos dice la Verdad. Porque nos invita honestamente a buscarla. Y mientras viene, que nunca vendrá del todo en este mundo, parece encomendar a los jóvenes QUE SE ACABÓ EL RECREO, que la libertad no consiste en que cada uno festeje a su modo la indolencia, sino el más valiente compromiso; que el amor no son arrullos solamente, que de los besos han de salir esfuerzos y promesas; que no es más importante la razón que el sentimiento, sino que conviene alcanzar una razón enamorada. Eso, y muchas más palabras y muchas más verdades ha dejado en el aire de España aquel que trae el Viento del Espíritu.

-¿Quién dice la gente que soy yo?...

La Verdad que cuelga de las ramas de la vida. La Paz q ue aparece lunada en los rostros de los peregrinos. La misericordia que salta con el agua de las fuentes. Madrid se ha convertido estos días en una pasión bendecida. Benditos sean nuestros jóvenes.

El Papa Benedicto ha vuelto a llenar de lámparas la ceguera del mundo.

13 agosto, 2011

DOMINGO XX del TIEMPO ORDINARIO. Isaías 56, 1.6-7 ; Mateo 15, 21-28

FE, MUJERES Y MIGAJAS

Detrás de una palabra bien dicha hay siempre un milagro escondido. Empezó la Virgen Santísima con aquel: no tienen vino. En Marta y María fueron sus lágrimas y su si hubieras estado aquí, las que devolvieron a Lázaro a la vida... Ahora esta mujer extranjera con hija y demonio dentro, devuelve ternura al aparente desprecio de Jesús y provoca el milagro su natural delicadeza. Los perros se vuelven cachorros y las migajas con las que se conformaría se transforman en vida y abundancia.

Estoy convencido de que la fe hace más exquisita la palabra y el gesto más entrañable.

El milagro de este agosto difícil vendrá inevitablemente de las palabras vibrantes y verdaderas que nos transmitirá Benedicto XVI. Ya la incontable muchedumbre de jóvenes se ha anticipado encendiendo antorchas de fe en su rostro. No hay más que verlos: tienen la alegría inconfundible de la paz. Como otros muchos jóvenes del mundo, éstos que aguardan al Papa sufren también desajustes sociales, sueños incumplidos, trastornos en el alma o en el cuerpo... pero ellos tienen a Jesús, ellos tienen su paz. Y alcanzarán con Él los desafíos o se convencerán definitivamente que el mejor destino es encontrarlo. Lo demás vendrá como una radiante añadidura.

Mujeres y hombres con mucha fe en Madrid, pidiendo a Dios con el Papa un corazón nuevo sobre la Tierra, donde los niños tengan pan y en los mayores se vayan cumpliendo las esperanzas.

Jesucristo escucha mejor cuando mejor se saben pedir lo que conviene.

06 agosto, 2011

DOMINGO XIX del TIEMPO ORDINARIO. Mateo 14, 22-33

Palacio de los Vientos. India

MIEDOS Y VIENTOS


Jesús está solo y los apóstoles están a solas. La soledad de Jesús se fortalece y acompaña con la oración; la de los apóstoles, se debilita por el cansancio, por los vientos en contra o por los miedos. El Señor, goza así de las seguridades; los apóstoles sufren de ese modo las incertidumbres.

En esa diferencia culminan las diferencias de la vida. Desde Dios, las mayores crisis se convierten en esperanzas. Sin Él, idénticas tragedias, nos empujan al hundimiento.

Porque creer es caminar sobre el agua, que a veces está fría, otras oleada, casi siempre con la escasa luz que da la luna en la noche. Pero con la seguridad de que Jesús tiene la barca al lado, disimulada en la bruma.

Por otra parte, cada uno sabe mejor que nadie la bravura de sus vientos o la mansedumbre que ha convenido con ellos. Todos llevamos a la vez un cierzo incómodo que lastima las promesas y nos despierta en los mejores sueños: son los vientos del mal carácter, de las envidias, recelos o rencores... Vientos que, a ciertas edades, sólo Dios puede alisar en nosotros. Aunque también nos acompañan los vientos australes, que recuerdan los amores, embelesan en los fuegos de la tarde y cautivan de luz en los amaneceres: son las bondades y regalos que nacen del que sabe estar solo, como Jesús, en oración constante.

09 julio, 2011

DOMINGO XV del TIEMPO ORDINARIO. Romanos 8, 18-23 ; Mateo 13, 1-23

COSECHA Y GEMIDO

Desde la más alta ventana estuve contemplando a solas la llanura de la vega, el asomo de los frutos a la tarde, cómo las espigas saludaban a la caricia del viento. Un poco más allá de la mirada inmediata, los olivos constantes añadían su verde seriedad al inicio de la primavera... Los campos de Andalucía tienen alma y corazón y coraje. Nuestros campos son geografía y pizarra desde donde más claramente puede explicarse la parábola del sembrador, que una vez más Jesús, el Señor, nos refiere hoy como una gran esperanza.

Sólo desde el gemido silencioso de los campos se puede extraer esa enseñanza, porque es en el silencio donde el misterio se presenta sin posibilidad de manipulación, escribe Abdelmumin Aya. En la tierra de los campos se derrama fatigosamente la semilla y allí queda quieta, expectante, como una novia aguardando su ramo.

A mi parecer, no necesariamente hay seres humanos distintos con tierras diferentes. La variedad del aprovechamiento puede darse con frecuencia en una sola persona, según estadios o situaciones de su vida, dependiendo de la luz o de lluvia, de sequías o desbordes.

El grano sembrado al borde del camino puede relacionarse con la etapa más indefensa de nuestra vida: somos entonces pequeños para entender, desasistidos para la fidelidad: se precisa la constancia de la familia argumentando la validez de la Palabra, la vigilancia y la conservación de lo sembrado. El terreno pedregoso se convalida con los años en que las influencias de los amigos, el colorido de las circunstancias y el natural propenso al poco esfuerzo (las zarzas), dificultan el crecimiento del grano interior, dispuesto siempre a reventar en luz. De mayores, los afanes y ambiciones, la fosforescencia de los horizontes, son también zarzas crecidas que impiden el sereno gozar de Dios, la mansedumbre de su abrazo... Hasta que poco a poco las decepciones sirven de arado para mover la propia tierra y disponerla a la aventura de lo verdadero, a la paz que reclama aquel primer grano de cuando niños. Al fin, con la ayuda de Dios, todo será en nosotros una inocencia que se va cumpliendo, una mano que descubre el asombro tras el velo.

02 julio, 2011

DOMINGO XIV del TIEMPO ORDINARIO. Romanos 8, 9ss. Mateo 11, 25-30

El santo cura de Ars

LOS SABIOS

Según las palabras de Jesús en el evangelio de San Mateo, los sabios de este mundo tienen demasiadas ocupaciones intelectuales como para entender lo sublime de la Revelación. O acaso lo dijera con ironía entendiendo que, entonces como ahora, se les llama únicamente sabios a los que saben darle nombre a las estrellas pero desconocen el por qué del instante preciso en que la luz las baña. Sabios que no están dispuestos a asumir, como Santa Teresa, que todo nos viene de Su mano.

Para el gobierno de las sociedades y para el gobierno de sí mismo, Aristóteles reclamaba la sabiduría de la virtud, que acerca todo pensamiento al bien común desde la encendida constancia de la fe, que equilibra la voluntad y sabe descubrir la mirada de Dios en cada cosa.

Suele decirse que el ser humano ostenta doble o múltiple personalidad. Que unas veces se le llenan los ojos de tierra y otros de espuma. Pocas se afirma, con San Pablo, que en la estrechura del ser cohabita el alma, sin parpadear en su destino de cielo; y el cuerpo, sujeto a los sabores inmediatos, encadenado al perfume de la rosa. La feliz convivencia sólo es posible con la virtudes que propone Aristóteles para el buen gobierno, entre las que debe destacar la obediencia al seguimiento de Cristo como garantía de lucha y de conquista. Virtud también de aunar lo más posible los resplandores partidos, de una y de otro, agradeciendo que todo venga de Dios, que todo nos llegue de su mano.

26 junio, 2011

DOMINGO del CORPUS. Dt. 8,2ss ; Juan 6,51-58

Iglesia del Stmo. Redentor. Buenos Aires

EL PAN Y LA PALABRA

Ni el Pan solo ni sola la Palabra. La vida del cristiano debe ser la consecuencia de lo comido y lo escuchado desde Jesucristo.

San Juan de la Cruz luce en su poema de la Fuente el contenido misterioso que el Señor quiso dejarnos en su Última Cena. De la Fuente de Dios beben los cielos y la tierra y que de ella viene toda la luz, por más que sea de noche, escribe el santo. Y esta Fuente inagotable está escondida en el Pan de la Eucaristía, por darnos vida. Y todas las aguas que se desean para alivio y purificación, fray Juan las ve en este Pan de Vida que permanece en soledad y acompañado en el Sagrario, por más que las circunstancias se empeñen en que sea todavía más noche.

Sin este Pan, y la Palabra de Dios que lo sustenta, moriríamos sin sentido y desolados en las muchas complejidades de nuestra propia historia que nos marca hoy el libro del Deuteronomio. ¿Qué sería de los padres que pierden un hijo, sin Dios? ¿Qué sería, sin la fe en Jesucristo, de los otros muchos indignados por apremios que pueden haberlos llevado a quedarse sin casa, sin dinero, sin esperanzas?... Puede que su Pan y su Palabra no lo remedien, pero con cuánta fidelidad nos acompañan.


11 junio, 2011

DOMINGO DE PENTECOSTÉS. Hechos 2,1-11 ; Juan 20, 19-23

ENTRE EL MIEDO Y LA ALEGRÍA

Un verso extraordinario de Octavio Paz podría acercarse al reflejo que hoy deja en la Iglesia la Fiesta de Pentecostés: LUZ QUE ACABA EN SABOR, LUZ QUE SE TOCA... Porque verdaderamente las lenguas en fuego del Espíritu dejan en lo más profundo un sabor añadido, una quemadura suave que purifica el daño de los continuos pecados y edifica otra vez el horizonte deseado. Además, puede tocarse porque también es fruto que llevamos a la vida, almendra abierta.

Pero es inevitable que me dé miedo el miedo de los apóstoles pensando en nuestras cobardías. Tras la llave echada en la cerradura de las puertas trataban ellos de salvaguardar el infinito relámpago de la Palabra que el Maestro les legó como un tesoro, el Astro de su figura aparecida cuando cerraban los ojos y la sortija de una Alianza que no podía permanecer en la Iglesia sino a fuego de fragua. Así no podían seguir mucho tiempo. Por eso el Viento les llega y les empuja, les remueve la fatiga de la sangre y les envía a la intemperie de su Luz para que el mundo la saboree, para que el mundo pueda tocarla. Todo ese sinvivir de pronto, estrangula el miedo y salen a la calle con una alegría que ya nadie jamás podrá quitarles.

...Echamos hoy de menos esa alegría apasionada que surge de corazones convencidos y enamorados. Demasiada pesadumbre y lágrimas rodean a nuestro tiempo donde la risa era la niña de la casa que iba con la familia a todas partes. Risa venida del manantial de la fe, de unos dones interiores que equilibraban la balanza de pagos de nuestras finanzas espirituales. Risa de lo bien hecho y del amor compartido... Ahora se resisten los junios a dorar las espigas. Muchas puertas se han cerrado al Cristo que fue paz y faro de aquellas juventudes. Diera la impresión, también entre nosotros, que la risa es comprada... Sin embargo, no tengamos miedo: el Espíritu del Señor hará hoy que su Viento se lleve los despojos y el fuego nos permita nuevamente hablar en el lenguaje de la esperanza.


04 junio, 2011

DOMINGO de la ASCENSIÓN DEL SEÑOR. Hechos 1, 1-11 ; Mateo 28, 16-20

SUBIR, DE VEZ EN CUANDO

En su dolor, la soledad no conoce su destino. Por más que el Maestro les haya advertido, sostenido y dejados a la luz abiertos, los apóstoles no quieren quedarse sin el Árbol que tanta sombra y frutos les ha dado. Terrible es para el corazón la ausencia de lo indispensable. Y Jesucristo, el Señor, ya nunca más va a ser visto con estos ojos de entender las cosas, con estos ojos que no necesitan perforar el misterio.


Ha llegado la hora y es irremediable que su Señor regrese a la pura divinidad. Se adentra en el algodón de las nubes y, hasta que vuelva, Jesús es una ausencia para los incrédulos y una presencia para los creyentes. Se ha dividido para siempre la humanidad entre los que no están dispuestos a aceptar aquello que no pueda ser demostrado y los que preferimos balancearnos en la fidelidad de una Palabra donde siempre se oyen los silencios del mar o las carcajadas del agua. Ah, qué locura dichosa entender que del Sol cuelgan las lámparas que cada día precisa para su cumplimiento, contrariamente a la perplejidad de los que sólo cuentan con un metro de medir lo visible.

...Yo estaré con vosotros hasta el fin de los tiempos. Y está en el alfiler de la cinta que sujeta la noche, en el joven que se asoma a la luz y se deslumbra, en el paralítico que gira y gira la esperanza en su silla de ruedas. Vive en las familias desnudas de criterios o de recursos que desean asentar el amor en sus hijos. En los ojos de los ciegos vive y en el fuego y en la inexplicable piedrecilla del camino. Vive dentro. Por eso, tienen su razón los ángeles cuando nos corrigen: ¿Qué hacéis ahí, pasmados, mirando al cielo?