30 agosto, 2009

DOMINGO XXII TIEMPO ORDINARIO Dt. 4,1ss y Mc. 7,1-8y ss.













UN DIOS ENTRAÑABLE




¿Qué religión, qué tribu, en qué país llaman Padre a su Dios?. Sólo el cristianismo, dispuesto y decidido a mezclar la intimidad de Dios con la nuestra, lo permite. Ya Isaías comienza a señalarnos el cerco de la ternura cuando nos recuerda que Dios nos cobija en la sombra de su mano...y Santa Teresa de Jesús descubre nuestra grandeza de hijos cuando escribe que "podemos tener conversación no menos que con Dios". Conversación que estrena palabras, claridad de lunas que se abre en la noche de los silencios, argumento de amor incontenible que transforma la arena en paraíso. Palabras enredadas en el desatino de no comprender aún todo del Todo, "toda ciencia trascendiendo". Y, sin embargo, un hilo invisible en las palabras engarza la sabiduría de Dios con nuestro entendimiento.















LA HIGIENE DEL ALMA




El salmo responsorial de este domingo insiste en cuáles deben ser las características de la persona que viva en la compañía del Señor: el hombre de manos inocentes, el que no calumnia... el que, en fin, se ha dejado lavar el alma con la Sangre del Cordero, el que ha edificado con roca los cimientos de su voluntad.


Hay personas que les sonsaques o no, nunca murmuran, siempre encuentran un alivio a los reproches, una elegancia de posturas que no ofende ni al murmurador ni al murmurado. Son los que tienen un espíriru de clase. Esos no lavan la copa por fuera, ni son exigentes en el cumplimiento de las leyes, ni arrinconan a los diferentes. Esos tienen la voluntad fortalecida con el Viento incesante del Espíritu que les acerca conversaciones de esperanza. Esos no viven sólo de costumbres, sino de continuas mejoras que se exigen a sí mismos.


Sólo una voluntad fuerte nos permitirá ser dueños y libres para elegir entre los murmulllos del día, aquello que devuelve al corazón la paz. Para encontrar la tienda donde vive el Señor, los santos han diseñado antes el mapa del esfuerzo y han buscado entre las sombras ángeles/hombres que les acompañaran.